El miedo
- Paola Salazar

- 18 oct 2024
- 3 Min. de lectura

Alguna vez, ¿has pensado en todo lo que realmente es el miedo?
Yo sí.
Muchas veces.
Existen tantas formas de temer como existen de amar. Cierra los ojos... respira... profundo... otra vez...
¿A qué le tienes miedo? Busca adentro, más adentro. Sigue buscando. Sumérgete en tus recuerdos, ve más atrás.
A veces es muy útil mirar el pasado para entender el presente y poder decidir cómo construir el futuro.
Míralo con atención.
Desde que soy budista, me ha interesado mucho la mente, mi mente, la mente de los demás. Cómo proceso una información, cómo me afecta, cómo la siento y cómo reacciono. Es de verdad fascinante. Todo lo que sucede (o no) a mi alrededor constantemente pasa por la lente de mi mente y es ella la que decide si me gusta o no (aplico juicios) y la que decide cómo reaccionar.
¿Has pensado que la misma situación, exactamente igual vista por dos personas, puede crear juicios diferentes y desantar reacciones opuestas? ¿Por qué? ¿Por qué no soy capaz de DECIDIR no juzgar y tener el control suficiente para no reaccionar (sin control) y, en su lugar, actuar (con control)?
Creo que no tenemos el más mínimo control del miedo, solo llega como un tsunami y nos deja inundados sin poder actuar. ¿Qué pasaría si pudiéramos decidir diluir ese miedo con la confianza plena de que suceda lo que suceda siempre vamos a terminar bien? ¿No estaríamos mejor? ¿No viviríamos mejor?
Bueno, hablemos de mí, es mi blog, ¿no? ¿Cuáles son mis miedos? Creo que esa respuesta depende del momento de mi vida por el que esté atravesando.
Un miedo grande es darle prioridad a personas para las cuales yo no lo soy. Pero, ¿cuándo decidir que yo no soy una prioridad en la vida de alguien? Aquí es donde siempre me he equivocado... a veces tomo una postura demasiado rápido, otras veces me lleva años y en ambos casos llega el inevitable dolor. En otras ocasiones simplemente tomo las cosas de manera light o ligera y soy yo quien termino causando dolor a alguien. Tampoco quiero eso.
¿Cuál es el punto medio? No lo sé. No puedo tener a alguien en mi vida que sea medio prioridad. Además, ¿qué es para mí un ser prioritario en mi vida? ¿Será la misma definición para los demás? Probablemente no.
Muchas personas tienen a sus hijos como prioridad en sus vidas, TODO para y por ellos. ¿Debería ser así siempre? Entiendo que cuando son unos niños muy pequeños debe ser así, pues sus vidas dependen de nosotros, pero a medida que crecen... creo yo... enseñarles a vivir con independencia es vital.
Siempre les he dicho a mis dos hijos que una de las enseñanzas que quiero dejarles es aprender a vivir sin mí. Que sean hombres íntegros, responsables y felices sin mí. Por eso mismo tomé una de las decisiones más difíciles, cuando mi amor por su padre terminó, decidí separarme. Quise que ellos vieran a su mamá siendo fuerte y responsable consigo misma de encontrar su felicidad. A toda costa. Quiero que cuando ellos se enfrenten a decisiones difíciles siempre se pregunten qué alternativa los llevará a ser felices al final y, con amor y compasión, tomar posturas firmes.
Mi vida no es la vida de mis hijos. Mi vida es mía y solo yo seré responsable de mi felicidad o mis lágrimas.
Soy yo la que decide con quién comparto mi cama y quién no pasa del sofá de mi sala. Pero encontrar a alguien con la misma certeza en su mente, sin miedo a salir y encontrar que lo hace feliz, no ha sido fácil.
Me he encontrado con hombres maravillosos, pero con un egoísmo selectivo.
No fui su prioridad. Sus prioridades eran solo ellos y sus vidas. Yo ya no quiero solo "disfrutar un rato" con alguien, eso nunca me ha dejado nada en el alma.
Me conozco y bastante bien, cuando amo, lo hago completamente. Amigos, familia, pareja, hijos, proyectos. Nunca a medias tintas, entonces no me seguiré conformando con pedazos, no seguiré aceptando los tiempos que sobran para estar a mi lado. Cuando eso sucedía, yo me comenzaba a enfriar y, con el paso de los meses, lo que un día me unió desaparecía. Ya no me quiero tardar tanto en desaparecer.
Amo mi compañía. Mucho. Amo mi soledad, tengo tanto por aprender, tantos amigos con quienes tomarme un café y tantos lugares que quiero ver. No le temo a la soledad, pues nunca me va a encontrar, estoy siempre conmigo misma.
Tal vez ese sea uno de mis miedos... no saber cuándo es el momento de entender que jamás seré una prioridad, y volver a demorarme demasiado en marcharme.
Espero que la sabiduría y la compasión de los Budas me ayuden a ver eso en el tiempo correcto. Ni antes ni después.




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