Budismo en mi vida
- Paola Salazar
- 31 oct 2024
- 2 Min. de lectura
Todas las personas que seguimos esta filosofía, respondemos de igual manera a como nos volvimos budistas: Desde siempre he querido saber que es el budismo, siempre he tenido curiosidad y en la religión que estaba no encontraba una total satisfacción, me faltaba algo.

Es muy difícil decirles cuando comencé en el budismo, pues, en mi casa materna siempre hubo decoración con Budas, mi madre meditaba. No vengo de una familia muy religiosa y si de una mente muy abierta.
Puedo recordarme muy muy joven, cuando pensaba que yo quería ser budista y no conocía nada de esta filosofía.
Los budistas sabemos perfectamente que la ley de causa y efecto, karma, es inviolable, además de ser uno de los pilares de esta filosofía. Estudiar el karma es un proceso largo y muy interesante. Por esta misma ley, sabemos que en pasadas vidas hemos sembrado las semillas del budismo en muestras mentes para que despierten en futuras vidas. Por esa razón muchas personas reconectan con el Dharma (Dharma, son las enseñanzas del budismo) en esta vida. Dicimos que tienen semillas del Dharma. Como yo.
En mi caso, reconecté con el budismo durante el proceso de muerte de mi mamá en 2007, busqué alguna manera de estar serena y poder ayudar a mi mamá en su proceso de muerte. Nunca terminaría de contarles todo lo que he recibido al ser budista. Ha sido muchísimo, todo lo que he logrado en mi mente y mi vida, todavía me falta muchísimo, apenas he logrado conocer muy superficialmente esta filosofia, pero los beneficios ... Han sido muchos.
Mi vida cambió radicalmente. Ahora me siento en control de mi vida lo que me da un sentido de responsabilidad aún mayor. Hoy, no hay nadie a quien culpar por lo que sucede en mi vida, todo es el resultado de mis pensamientos, palabras y acciones.
He conocido personas maravillosas con las que aprendo cada vez más, siempre me siento en terreno seguro entre budistas, soy consciente que en esta vida estamos y las personas actúan basadas en su propio karma y muchas veces esas acciones me pueden perjudicar, sin embargo, aqui entra nuestro desarrollo en la compasión y quienes estan realmente comprometidos con su práctica budista, tenemos mucho cuidado de no causar sufrimiento a los demas. O al menos tratamos.

Como todo en la vida he tenido altos y bajos en mi práctica, pero es tal mi devoción que mi mente jámas abandona las enseñanzas. He conocido seres maravillosos (se me llenan de lágrimas los ojos recordando a mis maestros y mis amigos budistas) que me han acompañado en momentos muy complicados, a mi maestro raiz Lama Ola Nydahl al amo muchisimo que nunca me ha abandonado y de una extraña manera siempre lo siento prensente a mi alrededor. Maestros como Khenpo Tsering, Lama Jampa o Lodro Rimpoche hacen parte de mi mente constantemente. Mi mentor en enseñanzas Carlos Velasquez que con una dedicación asombrosa e inmensa paciencia dedicó su vida al Dharma y a su divulgación.
En fin... la red de amigos budistas trasciende fronteras y en paises lejanos, el Dharma nos acerca.
OM MANI PEDME HUNG
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